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Diario Artesano

Grandola Vila Morena

<u>Grandola Vila Morena</u> Grandola,vila morena
terra da fraternidade
povo e quem mais ordena
dentro de ti o cidade.

Dentro de ti o cidade
povo e quem mais ordena
terra da fraternidade
Grandola, vila morena.

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Em cada esquina un amigo
em cada rosto igualdade
Grandola,vila morena
terra da fraternidade.

Grandola, vila morena
em cada rosto igualdade
povo e quem mais ordena
dentro de ti o cidade.

A sombra duma azinheira
que ja nao sabia a idade
juei ter por companheira
Grandola, vila morena
Grandola a tua vontade
juei ter por companheira
a sombra duma azinheira
que ja nao sabia a idade

El 25 de abril de 1974, un grupo de militares portugueses, a los que se adhirió de forma inmediata y entusiasta la población civil, acabó con la dictadura salazarista, que padecía Portugal desde 42 años antes, y abrió el camino hacia un régimen democrático. Pero lo peculiar y verdaderamente novedoso de aquel movimiento es que no fue un "golpe militar" a la antigua usanza, sino una revolución que, en sus inicios, pretendió remover los cimientos del país y no sólo cambiar su régimen político. La revolución de los claveles, como se denominó aquel movimiento por los claveles que los soldados sublebados decidieron colocar en la punta de sus fusiles, reorientó esencialmente la trayectoria de Portugal e influyó también, aunque sólo fuera por la fuerza de su contagio, en la desaparición de la dictadura franquista en España.
La actual democracia portuguesa es el principal y tangible logro que cabe atribuir a la revolución de los claveles de 1974. No es poco. Y aunque sólo fuera por eso, los portugueses de hoy deben estar reconocidos a quienes la protagonizaron. También deben estarlo los españoles. No puede olvidarse que el 25 de abril de 1974 se produjo en Portugal el primer fogonazo de los cambios que sacudirían los cimientos de los sistemas dictatoriales que mantuvieron durante muchas décadas a la península Ibérica al margen de Europa y de la vida internacional. Es cierto que muchos de los objetivos "utópicos" de la revolución de los claveles quedaron muy pronto en el camino y que sus protagonistas acabaron por ser engullidos en el torbellino de fuerzas que habían desencadenado. Pero es una ley histórica que las revoluciones no pueden eludir los dictados de la realidad y terminan por devorar a quienes se resisten.

Lo importante es que el proceso revolucionario puesto en marcha entonces culminó en una democracia plenamente consolidada, que ha permitido a este hermoso país tradicionalmente unido al océano modernizarse a un ritmo vertiginoso e integrarse con autoridad y sin complejos en Europa y en la comunidad internacional.

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