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Diario Artesano

Dejad tranquilo a ese niño

<u>Dejad tranquilo a ese niño</u> Mataos,
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.
Invadid con vuestro traqueteo los talleres, los navíos, las universidades,
las oficinas espectrales donde tanta gente languidece.
Triturad toda rosa, hollad al noble pensativo.
Preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la muerte…
Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas,
pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.
Asesinaos si así lo deseáis,
Exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
Que jamás asiréis un fusil de bravura.
Asesinaos pero vosotros los inquisitoriales azuzadores de la matanza…

Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna,
Al campesino que nos suda la harina y el aceite,
Al joven estudiante con su llave de oro,
Al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo
Y al hombre gris que coge los tranvías
Con su gabán roído a las seis de la tarde.
Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos
Y entre todos aspiran a vivir / tan solo esto.
Y de ellos ha de crecer
Si surge una raza de hombre y mujeres con puñales de amor inverosímil hacia
otras aventuras más hermosas.

MIGUEL LABORDETA

*Poema leído en el Congreso de los Diputados por Jose Antonio Labordeta con motivo de la comparecencia de Aznar sobre la posición del Gobierno ante el ataque a Irak.

Pleno del Congreso de los Diputados , 5 de febrero de 2003.

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